Orígenes de la halterofilia.
Definir el origen de la halterofilia se antoja tan complicado como establecer una fecha para la primera carrera en la que compitieron dos seres humanos. La halterofilia es una actividad inherente a la naturaleza humana que comenzó como una más de las demostraciones de una destreza básica del hombre: el levantamiento de objetos pesados. Al igual que todos los deportes, la halterofilia nació de la competición entre seres humanos y se desarrolló, desde su inicio más precario, hasta la halterofilia que conocemos hoy en día.
No solo resulta complicado establecer la fecha de creación de la halterofilia, sino que también sucede lo mismo con el formato de la halterofilia originaria. No se puede saber con exactitud cuál fue el primer objeto levantado como instrumento para evaluar la fuerza entre dos hombres. Es probable que fuera una piedra, pero, igualmente podría haber sido un tronco o cualquier otro objeto.
Las hazañas sobre la fuerza han sido admiradas en todas las culturas. La mitología romana, griega o vikinga, tienen referencias a distintas historias relacionadas con la fuerza o con el levantamiento de objetos pesados e, incluso, a la competición relacionada con la fuerza. Sin embargo, son los chinos los que, en primer lugar, demuestran la validez del levantamiento de pesas u objetos como forma de medir la valía física. Desde el año 3.600 a.c., hasta el final de la dinastía Chou (249 a.c.), los emperadores hacían que los candidatos a soldados superaran pruebas consistentes en el levantamiento de pesos. También existe multitud de pruebas que muestran el uso que se le daba al entrenamiento con cargas en Egipto o India.
Una de las muestras más vívidas de la importancia de la fuerza, se dio en Grecia. En Olimpia se encontró una pierda datada del siglo VI a.c. de 148kg y 68x33x38 cm que contenía la siguiente inscripción: “BYBON tiró esta piedra sobre su cabeza con una sola mano”.
Esta forma de halterofilia, consistente en el levantamiento de piedras, ha perdurado en la historia hasta el día de hoy, como podemos comprobar revisando las hazañas de algunas disciplinas, como el deporte rural vasco o los Highland Games escoceses. Sin embargo, hoy día, la halterofilia ha tomado un camino muy diferente, más reglado, institucionalizado y profesionalizado, es decir, ha pasado de ser una actividad física recreativa, practicada por muchas personas a ser un deporte.
El deporte de la halterofilia.
El origen de la halterofilia como deporte puede encontrarse a mediados del siglo XIX. Se comenzó a desarrollar, como muchos otros deportes, en el centro de Europa. La persona que plantó la semilla que permitió el desarrollo de la halterofilia fue Felice Napoli, un italiano, nacido en el año 1820 que viajaba por Europa como artista de circo. Napoli es considerado por muchos como el primer levantador moderno.
En sus viajes y actuaciones por Europa, consiguió sorprender a tres personas que tendrían una influencia determinante en el desarrollo de la halterofilia: Louis Attila, Danald Dinnie y Eugen Sandow.
En esta época, la halterofilia tenía una vertiente tanto física como estética. No solo la capacidad física de los deportistas sorprendía, también lo hacía su apariencia, musculada y sin grasa, que raras veces se veía en esa época.
Attila, viajó por toda Europa, entrenando a diversas figuras de relevancia, incluidos Louis Cyr y Eugen Sandow, además, ayudó a crear varios núcleos de desarrollo del deporte en distintos países. Finalmente, viajó a Estados Unidos, donde creo un “estudio de cultura física”, en Nueva York, en el año 1894. Muchos grandes nombres de la halterofilia pasaron por las manos de Attila. Algunos de ellos fueron muy determinantes en el posterior desarrollo de la halterofilia.
El desarrollo de este deporte se produjo de tres maneras diferenciadas: en primer lugar, en Reino Unido, la gimnasia utilizó durante años la halterofilia, pero como un medio, más que como un deporte en sí mismo. Por otro lado, los estadounidenses sí que comenzaron a competir en el levantamiento de pesas, inspirados por los forzudos escoceses. Mientras esto ocurría, en Austria y Alemania, la halterofilia se utilizaba como forma de entretenimiento para los clientes de los locales de bebidas. Fue este el germen real que propició que la halterofilia se organizara en torno a organismos estables que gobernaban el deporte. A finales del siglo XIX había cientos de clubes de levantamiento de pesas, lucha y lanzamiento de peso en Alemania. Estos clubes realizaban competiciones entre ellos, con apuestas económicas de por medio.
Es en el año 1891 cuando tiene lugar el primer campeonato internacional. Este fue en Londres y participaron en él competidores de Italia, Bélgica, Reino Unido y Alemania. En ella, se competió según el número de repeticiones que podían realizar los deportistas con una carga dada. Eran varios levantamientos los que se debían realizar:
- Arrancada con dos mancuernas de 25 kilos. Al menos debían realizarse seis repeticiones
- Cargada con dos mancuernas y, una vez posicionadas las mancuernas en los hombros, presses alternativos con cada mano, con 25 kilos. Se debían realizar, al menos, 20 levantamientos.
- Arrancada con dos mancuernas de 40 kilos, con, al menos, 2 levantamientos.
- Arrancada con dos mancuernas de 40 kilos, con, al menos, 4 levantamientos.
- Dos tiempos con mancuernas de 40 kilos, con, al menos, 3 levantamientos.
- Dos tiempos con mancuernas de 40 y de 55 kilos (una en cada mano a la vez, de forma simultánea).
- Dos tiempos con mancuernas de 45 kilos.
- Levantamiento de dos mancuernas de 25 kilos, con los brazos estirados en posición horizontal.
Estos levantamientos se realizaban en este orden y los jueces decidían otorgar una puntuación en función de si los levantadores eran o no capaces de superar las pruebas.
Más campeonatos internacionales tuvieron lugar en Londres. En ellos, los pesos, el tipo de levantamientos y las repeticiones, fueron variando, dependiendo de las posibilidades del local y de las capacidades de los deportistas.
Sin duda, un punto de inflexión para este deporte lo supuso el renacer de los Juegos Olímpicos. En el año 1896 tuvieron lugar, en Atenas, la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos. En esta edición, la halterofilia participó como deporte fundador junto con el atletismo, el ciclismo, la esgrima, la gimnasia, la lucha, la natación, el tenis y el tiro. En esta primera participación de la halterofilia en las olimpiadas modernas, participaron seis deportistas de cinco países distintos. Se compitió en dos modalidades: arrancada a una mano y dos tiempos. Curiosamente, en aquel entonces no había categorías de peso corporal y era el dos tiempos el movimiento que se realizaba en primer lugar.
La participación en los Juegos Olímpicos, además de la creciente popularidad de la halterofilia, que queda constatada en el aumento del número de participantes y competiciones, como el primer campeonato de Europa que se organizó en el año 1901 o en primer Campeonato del Mundo, que tuvo lugar en el año 1903, supusieron la creación de la institución predecesora de la actual IWF, la Amateur Athleten Weltunion, que únicamente tuvo actividad hasta el año 1907, aunque no se disolvió hasta el año 1912. Desde el año 1896 hasta el año 1912, la halterofilia solo participó en los Juegos originarios y en los del año 1904. Por este motivo, el presidente de la Federación Francesa de poids et halteres, Jules Rosset, decidió presionar a Pierre de Coubertain, para conseguir que la halterofilia fuera uno de los deportes incluidos de forma permanente en el programa olímpico. En el congreso olímpico del año 1914, se debatió sobre el tema y se decidió dar un periodo de prueba a la halterofilia en los Juegos Olímpicos que comenzaría en la siguiente Olimpiada. Lamentablemente, la interrupción en la realización de los Juegos Olímpicos motivada por la primera guerra mundial, postpuso la reaparición olímpica de la halterofilia hasta el año 1920, cuando, en Antwerp, 14 países compitieron. En ese momento se realizaban tres levantamientos: arrancada a una mano, dos tiempos a una mano (con la mano opuesta a la arrancada) y dos tiempos.
Por aquel entonces, las diversas interpretaciones de las normas generaban mucha controversia. Por este motivo, Rosset, decidió crear una federación internacional, que gobernara el deporte. De este interés nació la Federación Internacional de Halterofilia, con Rosset elegido como presidente, que fue capaz de crear un reglamento y de traducirlo al inglés y al alemán. Rosset luchó por la halterofilia y, a pesar de las dificultades, consiguió que este deporte continuara dentro del olimpismo. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que los esfuerzos de grandes hombres llevaron a una serie de actividades relacionadas con la fuerza a configurar un deporte, el deporte de la halterofilia, que comienza su camino hacia la modernidad en el año 1920, de la mano del francés Jules Rosset.
Origen de la halterofilia en España.
La primera competición de halterofilia en España tuvo lugar en Barcelona. En el año 1905 la revista francesa La Culture Physique anunció una competición de halterofilia en esta localidad. Estas competiciones cada vez tuvieron más frecuencia, pero no se produjo un gran crecimiento del deporte hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
El origen de la Federación Española de Halterofilia.
Fue en el año 1951 cuando se sentaron las bases de la creación de la posterior Federación Española de Halterofilia, auspiciada, en esos momentos, bajo el amparo de la Federación Española de Gimnasia. El primer campeonato de España tuvo lugar en el año 1951.
Con el paso de los años, se fueron consiguiendo distintos progresos: en el año 1954 se estableció el primer listado de récords y en el año 1957 se creó una comisión técnica con el fin de crear una federación autónoma. Esta comisión técnica determinó que la halterofilia y la gimnasia guardaban poca relación, que ambos deportes tenían federaciones deportivas internacionales separadas y que, además la halterofilia era un deporte fundador de los Juegos Olímpicos. Por estos tres motivos, se decidió separar ambas federaciones.
En el año 1958 la Federación Española de Gimnasia creó una vicepresidencia específica para el desarrollo de la halterofilia. Esta vicepresidencia promovió la creación de una escuela de entrenadores y la participación en competiciones internacionales, que tuvo como colofón la participación en los Juegos Olímpicos de Roma, en los que participaron J. Izquierdo Talavera, en peso pluma y J. Rodríguez Lafuente, en peso pesado-ligero.
Finalmente, tras años de esfuerzos, la halterofilia española consolidó una federación propia en el año 1966. Su primer presidente fue el doctor Juan Francisco Marcos Becerro, quién la presidió hasta febrero del año 1977. Posteriormente, fue sucedido por:
- Jaime Figueras Grau de marzo de 1977 a septiembre 1981.
- Pedro Varez Velado de septiembre de 1981 a octubre de 1992.
- Rafael Santonja Gómez de octubre de 1992 a julio de 2000.
- Emilio Estarlik Lozano desde julio de 2000 a diciembre 2016.
- Constantino Iglesias Rodriguez desde diciembre 2016.